Había una vez una niña que escribía poemas de cristal, solo que ella no lo sabía, pero cuando un día ella arrancó una página de su cuaderno, los poemas de cristal se pusieron tan tristes que se fueron al árbol de la vida.
Esto es una lección para que no arranquemos páginas, porque esas páginas son de un árbol... el árbol de la vida.
2 latidos:
Gracias Corazón Chiquito por comentarme, escribes precioso. Le doy gracias a Dios por haberte hecho mi hermanita. No sabes lo feliz que estoy y orgullosa de que escribas. Sigue así hermanita.
Lo que escribas sienpre estará en mi corazón y esos recuerdos cuando compartíamos nunca los olvidaré,
porque eres mi hermanita querida.
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